lunes, 28 de febrero de 2011

No pulses el botón rojo, pequeñaja

Escribir por inercia a veces no trae buenas consecuencias. Que si yo callara estaría más mona, más bonita, menos patética. Pero a veces las mayores estupideces pueden cometerse sin pronunciar una sola palabra, sin separar los labios siquiera.
A veces es un gesto lo que puede traernos consecuencias nefastas. Bueno, no, estoy exagerando. ¿Tan malas pueden ser? Quizá si aquel dibujillo animado no hubiera apretado el botón rojo no habría explotado aquella bomba.
Ojalá todo fuera como en los dibujos animados. Tan súmamente fácil. Haces algo, y puedes deshacerlo a tu antojo. Si te equivocas, borras. Así de simple. 
No sé qué sería lo primero que borraría si tuviera una goma mágica, pero, lo que tú ya sabes, lo borraría seguro. No le veo sentido. No me fui de la lengua, no hablé. No moví la boca. Moví los dedos. Tan rápido que creía que me daba algo. Escribí, y escribí, y la pata hasta el fondo metí. Y no hay vuelta atrás, pulsé el ENTER, mi botón rojo particular. ¿Por qué? ¿Por desesperación? Debería cerrar el pico. O meterme las manos en los bolsillos. O haberme ido a dormir, habría sido más sensato.

1 comentario:

  1. el destino es algo que no se puede burlar.hacemos lo que hacemos por que no queda otra,sin pensar en si nos equivocamos,y si lo hacemos ¿que más da?¿que importará esto dentro de 20 años?no hay que darle tantas vueltas a ningún asunto,ya que lo hecho hecho está.

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